Podcast: Marruecos celebra el legado ancestral del Mata Moussem

Entre las colinas de la cadena montañas del Rif, al norte de Marruecos, se celebra una tradición de casi diez siglos de historia. Nos dirigimos a unos 80 kilómetros al sur de Tánger en un nuevo reportaje sonoro de Ángela Gonzalo del Moral para Frecuencia Viajera, el podcast de topVIAJES.

Mientras llegamos a la alejada Zniyed, una aldea de Larbaa de Ayacha, en la provincia de Larache, vemos que ya casi ha finalizado la siega, las tierras van tomando diferentes colores, el verde de la hierba, el amarillo del trigo o de la soja y el marrón de los campos de patatas. Es un entorno rural donde los burros y las ovejas, guiadas por sus pastores, son protagonistas del paisaje.

En las colinas de Beni Arous, las tribus llegadas desde el noroeste de Marruecos se reúnen para celebrar el Mata Moussam, una competición ecuestre cargada de historia, espiritualidad y orgullo colectivo. 

Un campo amplio, pedregoso y despejado se convierte en un improvisado hipódromo. Se oyen relinchos de caballos y el sonido de flautas anuncia el inicio de la festividad.

 

Todo parece caótico y desconcertante, el tiempo transcurre lentamente, mientras en el campo unos jinetes galopan rápidamente y otros van al trote. Cabalgan sin montura, es uno de los significados de Mata, que recuerda a competencias similares entre los pueblos mongoles de Asia Central.

Un grupo de hombres celebra el final de la cosecha bailando y cantando, con pequeñas gavillas de trigo en una mano y una hoz en la otra.

«Estos haces de trigo representan la riqueza de nuestra tierra, como las carreras de caballos son nuestra riqueza cultural», dice Beshir. «Para nosotros son muy importante las tradiciones y la Mata es una de ellas. Estamos muy orgullosos de mostrarlo al mundo».

Montar no es solo una habilidad, es una identidad. Los niños crecen entre caballos, aprenden a cuidarlos y a convivir con ellos desde pequeños.

El término «mata» se refiere tanto a montar a pelo como a la muñeca, elaborada con cañas y telas por las mujeres y por la que compiten los jinetes.

Vestidas con el tradicional mandil y grandes sombreros adornados con borlas de lana de múltiples colores, entonan canciones tradicionales de boda acompañadas del sonoro grito zagaret.

«Es poesía y hablan de todo, ycon estos cantos las mujeres transmiten todo tipo de historias de un pueblo a otro o de una casa a otra, sin salir fuera”

Para Nabila Baraka, presidenta de la Asociación de Acción Social y Cultural Alamia Laaroussia, el certamen supone abrir una puerta a la cultura local.

Fátima teje la muñeca con esmero  y comenta con alegría la llegada de visitantes

«Recibimos con los brazos abiertos a todas las personas que quieran conocer nuestras tradiciones». además viene mucha gente de las kabilas y se reagrupan las familias. Muchos vienen de la ciudad para encontrarse con sus familiares».

Antiguamente, el jinete vencedor tenía derecho a elegir esposa entre las jóvenes del pueblo. Actualmente, recibe un premio en metálico, aunque el verdadero galardón sigue siendo el prestigio.

El Festival Ecuestre Internacional de Mata, es mucho más que una competición ecuestre. Se trata de una celebración ancestral con raíces en el siglo XII, vinculada al sufismo islámico, que preserva un legado transmitido a través de generaciones.

En los alrededores se oye continuamente el relinchar de los animales. Cerca de nosotros una yegua amamanta a su potro, otra juguetea con su cría, mientras decenas de personas se refugian del sol bajo unas jaimas.

El espectáculo previo a la carrera es una muestra de destreza y coraje. Los participantes galopan juntos, se equilibran de pie sobre los caballos, ejecutando maniobras casi imposibles.

Además, Nabil Baraka, presidente y promotor del Festival ha potenciado el encuentro entre diferentes culturas y religiones. «Mata es un espacio de diálogo, de tolerancia», afirma. «Promocionamos productos agrícolas y artesanales, con cooperativas de Mauritania, Senegal, Burkina Faso, Guinea, Gabón y del sur de Marruecos.»

Comienza el espectáculo

En el pueblo de Larbaa de Ayacha, ha llegado la hora de la verdad. Los jinetes se agolpan junto a la muñeca que han de arrebatar al vencedor del año anterior. Suena la música estridente de instumentos tradicionales como la gayta, una especie de flauta hecha de caña. ¡Los jinetes se lanzan al galope!

Mientras disputan entre ellos, Nabila nos explica que «Lo bonito del mata es su esencia: ‘dame’, ‘te doy’. Si uno pide la mata y no se la dan, comienza la ‘guerra’. Y esa guerra se libra entre jinetes extraordinarios, que se esconden tras las colinas, que se enfrentan cuerpo a cuerpo por conseguir el trofeo».

Durante algunos años, una mujer, Zora Sitki, hizo historia como la primera amazona en llegar al podio en varias ediciones. Hoy es símbolo de respeto y orgullo. Nabila Baraka confía en que pronto otra mujer se atreva a montar a pelo: «Eso será dentro de unos años. Veremos jinetes, mujeres, amazonas».

Su hermano Nabil sueña con otro reto. Que Mata sea reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Unesco.

El Mata Moussem, se celebra cada mayo… es mucho más que un certamen ecuestre: es una celebración viva de la cultura, las tradiciones y el vínculo inquebrantable entre el ser humano y el caballo en el corazón del Rif marroquí.

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